Los beneficios de entrenar en la arena son muchos, además de estar en un entorno natural y en pleno contacto con la naturaleza, la superficie irregular de la arena hace que trabajen muchos más músculos con un mayor esfuerzo, lo que aumenta el gasto calórico, haciendo más efectos los entrenamientos. Se puede conseguir casi hasta un 200% de trabajo sobre cualquier otro entrenamiento sobre superficie plana. Y, lo mejor de todo, es que este aumento del esfuerzo viene acompañado de un menor índice de probabilidad de lesiones. La amortiguación de la arena hace que las articulaciones sufran menos y que trabajen más músculos de lo habitual, sobre todo del tren inferior, lo que nos permite trabajar de una forma muy segura. Algunos estudios llegan a estimar hasta casi el 90% el índice de posibilidad de lesión frente a entrenamientos en asfalto o superficies duras.
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